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Escritores extremeños en los cementerios de España Tomo III

PRÓLOGO LIBRO III 

 Decir de Ricardo Hernández Megías que es bibliófilo resulta lacónico, escaso, simplista, andarse –aunque entre la fronda- por las ramas. No basta. Está enamorado de los libros. Su bibliofilia la tiene declarada. No la niega. La manifiesta a la menor oportunidad y se le derrama en el tiempo y en el espacio porque su pasión es irremediable. Además, este amor a los libros de antaño y hogaño en general y en particular a los relacionados con Extremadura es oblativo. Su hiperestesia es tal que los busca con avidez y, al encontrarlos, los hojea, mira, remira, inclinándose por leerlos, poseerlos, aprenderlos y decírselo a todos. De este noble ejercicio de guiños, flirteos, promiscuidades a placer, discursos y silencios, obtiene cuanto es necesario para configurar lo que él llama “breves apuntes”, como granitos de entrega y paciencia que, al fin, acaban haciendo granero. Ahí quedan. Después, para mantener su amor a punto de respuesta y modificación, los ojea. ¡Admirable dedicación! Magnífico hábito adquirido en Santa Marta de los Barros (su pueblo) cuando el destino le encontró el primer maestro –Fernando Pérez Marqués– modesto, sensible, humilde pero de fortaleza cultural indeleble a quien Ricardo, en este volumen, rinde –agradecido– cumplido homenaje biográfico, bibliográfico y sentimental. El autor de este libro es miembro fundador de la Unión de Bibliófilos Extremeños. A través de esta prestigiosa agrupación entró en contacto con la Asociación Cultural Beturia (de la que actualmente es Vocal de Cultura), fundada en Madrid por extremeños de honda raigambre y muchísimas ganas de mirar, ensalzar, airear a la “patria chica” y sus valores intelectuales, artísticos, humanos desde la lejanía, es decir, desde esa “tercera provincia” cuyos límites no están establecidos. Su existencia es realidad palpable y la Junta Autonómica así lo contempla con una Secretaría específica. Es verdad, la emigración ha sido (cada día menos, por fortuna) una lacra para estas tierras recorridas por el Tajo y el Guadiana. Ricardo tiene plena conciencia de ello y es en esta cruda circunstancia en donde hace hincapié: analizando, criticando –dolido– con cierta acrimonia. No le faltan razones. El tiempo ha pasado y todos los que estamos fuera de la tierra que nos vio nacer, no somos emigrantes. Oriundos sí. Este factor es importante porque en estas generaciones jóvenes es en las que hay que sembrar el contenido de este libro y de otros dos que, con el mismo título y contenido, le precedieron. Ellas son el futuro y se puede o no, perder comba ni oportunidad. Hay que formarlas e informarlas bien. La oriundez es el referente original, primigenio, ancestral, la raíz cuya cofia o piloriza ahonda para fertilizarse. En este volumen, su autor ofrece un haz de personajes agavillados por su buen hacer por Extremadura. Ahora el “hábito no hace al fraile” porque se es extremeña y extremeño cuando se lucha por serlo, buscando la verdad de lo auténtico y no se tienen pelos en la lengua para proclamarlo deshaciendo mal entendidos, complejos estólidos, falsa modestia, fatuidad, triunfalismos añejos. En esta infatigable búsqueda de la extremeñidad justa, equilibrada, progresista, Ricardo (con esta nueva entrega biográfico-literaria) se sumerge en lo objetivo con la sensatez que le hace fuerte para enfrentarse a la verdad. La prisa, el instante y la tiranía de la técnica aplicada al consumo son las características de la época que vivimos. En este torbellino de circunstancias sin estorbos físicos ni morales, las vocaciones literarias falsas brotan como setas. ¿Cuántos tomos inútiles copan los anaqueles de las librerías estorbando el paso a libros imperecederos con éste? Claro que, bien mirado, a aquellos puede llegar cualquiera con bajo mínimos de exigencia. El motivo no lo provoca el libro en sí o su contenido, sino la publicidad, ese poder con efectos secundarios que alienta el consumo agresivo y alinea las posibilidades de defensa, libertad y placer por la adición, frente a la crítica y las ganas de saborear el conocimiento. Estos compradores indiscriminados carecen de relieve y nunca lo tendrán si siguen –con anteojeras– ese sendero. No es el caso de los lectores de este libro porque éstos intuyen lo que persiguen, saben qué buscan y, al hallarlo, lo saborean, aprenden y disfrutan conociéndose más para arrebatarle más y mejores momentos de felicidad al tiempo que huye. Están enamorados. En este nuevo volumen, como en los anteriores, su autor no presume de escritor estilista. No es esa su meta. Pero sí se declara entusiasta de Extremadura como paradigma de la cultura universal diciéndolo a su manera: a veces con fino gusto, proximidad; otras, lejano, impersonal. Ciencia e imaginación conjugadas en difícil equilibrio al desplegar hipérboles, repeticiones, datos, retruécanos (sin querer). Pero eso sí, en todo momento el empeño de ahondar un poco más en cada personaje siendo pródigo en notas e intertextualidades demasiado completas. Estas características pueden hacer pesada la lectura, pero el esfuerzo merece la pena, pues la compensación está en el enriquecimiento personal. Es un libro para leer secuenciando el tiempo. Jamás para hacerlo de un tirón como proclama y engaña la publicidad a los consumidores de usar y tirar. Este es un libro diferente que hay que conservar en la biblioteca porque habrá que volver a él muchas veces, pues es un libro de libros que le imprime categoría especial. No hay que perderlo de vista. Es un libro vivo y abierto en sus cuatro dimensiones. Compruébenlo. 
 Theófilo ACEDO DÍAZ (Escritor) 

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Pedidos: Ricardo Hernández Megías
Teléfono: 660.38.57.46
Precio 15 € más gastos de envío.
 Los tres tomos pueden adquirirse por un precio de 30 €

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