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DIEGO MUÑOZ TORRERO O EL ESPÍRITU DEL LIBERALISMO ESPAÑOL 

POR RICARDO HERNÁNDEZ MEGÍAS


El sábado 15 de diciembre de 2012, coincidiendo con los actos del segundo centenario de la proclamación de la constitución de 1812, popularmente conocida por el pueblo como “La Pepa”, dado que su aprobación fue el día 19 de marzo, un grupo de extremeños en Madrid, miembros de la Federación de Asociaciones Extremeñas en la Comunidad Autónoma de Madrid (FAECAM), quisimos hacerle un homenaje en el lugar en que se encuentran sus restos mortales en el Panteón de Hombres Ilustres de Atocha, concretamente en el templete situado en el patio del claustro de lo que iba a ser la catedral de la Virgen de Atocha, patrona de la familia Real española, y que la mala gestión económica de la reina regente María Cristina lo convertiría, años después y abandonada la primera idea por falta de dinero, en el Panteón donde se depositaron los túmulos funerarios de sus ministros. En el interior del claustro se encuentran actualmente los monumentos funerarios de don José Canalejas, don Manuel Gutiérrez de la Concha, marqués del Duero, don Práxedes Mateos Sagasta, don Eduardo Dato, don Antonio de los Ríos Rosa, y don Antonio Cánovas del Castillo, obras todos ellos de importantes escultores de la época como Benlliure, Querol, Mélida, Estany, faltando en estos tiempos actuales, por traslado de sus restos mortales a sus lugares de nacimiento, los monumentos funerarios de los generales Prim, Palafox y Castaños.
     
         Reinando ya la heredera de los reinos de España, su hija Isabel II, en un intento de limpiar la imagen de su nefasto y controvertido padre, Fernando VII, verdadero azote y ejecutor de los liberales, aprovechando el templete levantado por suscripción popular en el cementerio de San Nicolás, e inaugurado el 20 de febrero de 1857 en lo que hoy es la madrileña calle de Méndez Álvaro, obra de Federico Aparici y decorado con esculturas de Ponciano Ponzano y Sabino Medina, a la clausura de dicho cementerio, dicho templete, denominado Monumento a la Libertad, fue trasladado en 1912 al Panteón de Políticos Ilustres de Atocha.

         Si bien dicho templete, decorado exteriormente con las estatuas de la Pureza, el Gobierno y la Reforma, obras de Sabino Medina y coronado con la estatua de la Libertad de Ponciano Ponzano estaba destinado a recoger los restos mortales de Mendizábal, Argüelles y Calatrava, años más tarde recogería los de Diego Muñoz Torrero, traídos del pequeño cementerio de Oeiras, en Portugal y Martínez de la Rosa, para completarlo años después con los de Olózaga.

En dicho patio y con un sol radiante que desmentía lo avanzado del invierno madrileño, con el permiso y asistencia de la directora del Panteón, los extremeños quisimos recuperar la memoria de tan importante como desconocido personaje y hacerle una ofrenda floral, con la asistencia de un representante de la Junta de Extremadura.

         Entre los asistentes, que nosotros recordemos desde la distancia de tres años después, estaban: don Antonio Dávila, presidente de la Asociación Cultural Amigos del Camino Real de Guadalupe, don Francisco Cerro Ramos y esposa, presidente de la Asociación Cultural Círculo Extremeño de Torrejón de Ardoz, don Emilio de la Cruz Macías y señora, presidente de la Asociación Cultural Casa de Extremadura en Leganés, doña Maruja Sánchez Acero y esposo, presidenta de la Asociación Cultural Hogar Extremeño en Madrid, don Santiago Simancas y esposa, presidente de la Asociación Cultural Casa de Extremadura en Collado Villalba, don Francisco Rivero, periodista y cronista oficial de Brozas, Cáceres, don Agustín Jiménez Benitez-Cano y esposa, presidente de la Asociación Cultural Torres y Tapias, de Villanueva de la Serena, don José Iglesias Benítez y esposa, poeta y presidente de la Asociación Cultural Beturia Ediciones, don Juan José Arias, Secretario de la Asociación Cultural Beturia Ediciones, don Ricardo Hernández Megías, Presidente de la Federación de Asociaciones Extremeñas en la Comunidad Autónoma de Madrid (FAECAM), además de un numeroso grupo de socios de las distintas Asociaciones, a los que se unieron algunos vecinos de Cabeza del Buey, lugar de nacimiento del homenajeado, que coincidieron con nosotros en la visita, y el hombre más importante de esta reunión para los apuntes que siguen, don Ricardo García Lozano y esposa, escultor, nacido en Villanueva de la Serena (Badajoz), y con un amplio y valioso trabajo monumental por muchos pueblos de Extremadura y España.

         El acto finalizó con la entrega del ramo de flores sobre la piedra sepulcral y la lectura de una breve biografía de Muñoz Torrero por parte del presidente de la FAECAM, así como la lectura de los artículos más importantes de la Constitución, aquellos que firmemente había defendido en las Cortes nuestro personaje.
 
         Señalamos eufemísticamente lo de más importante, en el caso del escultor don Ricardo García Lozano, porque en su visita traía un busto, por él realizado, del personaje allí homenajeado, es decir de Muñoz Torrero, que sería el comienzo de un largo y fructífero trabajo hasta verlo culminado.

Desde hacía mucho tiempo, la Asociación Cultural Beturia, Beturia/Ediciones, de la que casi todos los nombrados son socios, habíamos discutido, como en otros muchos casos de personajes extremeños (don Antonio Rodríguez-Moñino, en 2010, primer centenario de su nacimiento en Calzadilla de los Barros; Carolina Coronado, 2011, primer centenario de su muerte en Lisboa;  Felipe Trigo, ciento cincuenta años de su muerte 1916, en Madrid, Luis Álvarez Lencero, Luis Chamizo, etc.) la mejor forma de homenajear a uno de los Padres de la Constitución de 1812, y nos habíamos preguntado en más de una ocasión el por qué si en el Congreso de los Diputados, la Casa de todos los españoles, existían bustos de personajes que nada tenían que ver directamente con la Constitución (ni de la de 1812 ni de la de 1978, en la que también fue presidida por otro extremeño, don Antonio Hernández Gil), por qué faltaba la de uno de sus más importantes defensores y redactor de la misma, hasta el extremo de haber dado su propia vida en su defensa, el liberal Muñoz Torrero.

De aquella reunión y posterior charla de sobremesa nació el firme propósito de que había que luchar porque dicho busto figurara dentro del patrimonio del Congreso de los Diputados. Para ello, el escultor se comprometió a moldear y esculpir un busto en consonancia con las normas que establecieran los responsables de las Cortes Españolas, y nosotros, de proponer y allanar cuantos obstáculos sugieran en el camino, sabedores de que no iba a ser fácil nuestra labor.

            Lo primero que se hizo fue redactar una petición al presidente de las Cortes señor García Posada, presentándola en las oficinas de las mismas y siendo ésta sellada a su recepción, como mandan los cánones. Pasado el tiempo, y con los cambios producidos en el país, entre ellos el nombramiento de nuevo gobierno y del presidente de la Cámara Alta, ahora en poder doña Ana Pastor, del Partido Popular, volvimos a presentar la misma petición, que nuevamente fue recepcionada a la espera de contestación.

         Nos pareció tan importante nuestra misión, como buenos extremeños que creemos ser, que decidimos, don Antonio Dávila y quien estas notas escribe, implicar a las autoridades del Gobierno de Extremadura en dicha petición, para lo cual se les envió copia de la solicitud por nosotros hecha en las Cortes, a los representantes de todos los partidos políticos representados en la Cámara extremeña, siendo tan bien recibida nuestra idea que el Gobierno extremeño en un pleno ordinario de la Asamblea de Extremadura, y para nuestra gran alegría, se unió a nuestra solicitud.

         

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